viernes, 17 de febrero de 2017

IDEAS SOBRE UN POSIBLE DIAGNOSTICO



Teniendo cuenta la serie de signos, síntomas, comportamiento y cambios en la personalidad Hannibal, a continuación se plantean una serie de trastornos que podrían aplicar como diagnóstico del problema que puede estar padeciendo Hannibal.
 En Hannibal podemos analizar situaciones traumáticas y catastróficas como consecuencia de una niñez rodea de guerras, muertes, separación y ausencia de su familia. Hechos que quedan marcados en la vida de este niño, que lo llevan cambiar su personalidad y por ende la forma de comportase, características que encajan con las planteadas en el DSM IV, catalogadas como trastorno de estres postraumático, entre las características que permiten establecer este diagnóstico se encuentran las siguientes:
ü  Ha experimentado, presenciado acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás.
ü  Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones
ü  Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar.
ü  Actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que aparecen al despertarse o al intoxicarse).
ü  Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático y esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
ü  Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor.
De otra parte después de ir en busca de su tío, Ahnibal encuentra una triste historia ya que su tío había muerto pero su esposa aún estaba cuidando sus bienes. Esta mujer se convierte en la ayuda para Ahnnibal, le enseña cómo utilizar las espadas y defenderse en algún momento de peligro; este joven decide estudiar medicina, pero en él se va desencadenando otra serie de comportamientos y cambios en su personalidad, que le permiten exteriorizar todo el miedo, dolor, furia y sed de venganza, aislamiento de las demás personas y el mundo que lo rodea, características que orientan a otro posible trastorno el cual según el DSM IV se denomina trastorno antisocial de la personalidad o también denominado trastorno disocial, que establece como características las siguientes:
ü  Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención 
ü  Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer 
ü  Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
ü  Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones
ü  Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
ü  Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.

Este diagnóstico lo refuerzan los planteamientos hechos por Melanie Klein, quien afirma que las personas atravesamos por etapas del desarrollo que ella llama “Posición”. Este término va más allá del concepto “etapa del desarrollo”, ya que implica una configuración persistente de ansiedades, defensas y relación con objetos, que se da a lo largo de la vida. Si bien lo más adaptativo es que alcancemos la posición depresiva, en donde se logra una integración entre las partes buenas y malas de un objeto (uno mismo y los demás tienen atributos negativos y positivos que conforman una sola unidad), la integración lograda nunca es total, la posición depresiva nunca viene a reemplazar a la esquizoparanoide (donde un objeto es bueno o malo, pero no hay integración), de modo que podemos oscilar siempre entre ambas posiciones. Pero esta oscilación no se da en periodos cortos de tiempo, sino que en ciertas etapas del ciclo.

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