Teniendo
cuenta la serie de signos, síntomas, comportamiento y cambios en la
personalidad Hannibal, a continuación se plantean una serie de trastornos que
podrían aplicar como diagnóstico del problema que puede estar padeciendo
Hannibal.
En
Hannibal podemos analizar situaciones traumáticas y catastróficas como
consecuencia de una niñez rodea de guerras, muertes, separación y ausencia de
su familia. Hechos que quedan marcados en la vida de este niño, que lo llevan
cambiar su personalidad y por ende la forma de comportase, características que
encajan con las planteadas en el DSM IV, catalogadas como trastorno de
estres postraumático, entre las características que permiten establecer
este diagnóstico se encuentran las siguientes:
ü
Ha experimentado, presenciado acontecimientos caracterizados por muertes o
amenazas para su integridad física o la de los demás.
ü
Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en
los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones
ü
Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar.
ü
Actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo
(se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones,
alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que aparecen
al despertarse o al intoxicarse).
ü
Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el
suceso traumático y esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que
motivan recuerdos del trauma.
ü
Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de
amor.
De
otra parte después de ir en busca de su tío, Ahnibal encuentra una triste
historia ya que su tío había muerto pero su esposa aún estaba cuidando sus
bienes. Esta mujer se convierte en la ayuda para Ahnnibal, le enseña cómo
utilizar las espadas y defenderse en algún momento de peligro; este joven
decide estudiar medicina, pero en él se va desencadenando otra serie de
comportamientos y cambios en su personalidad, que le permiten exteriorizar todo
el miedo, dolor, furia y sed de venganza, aislamiento de las demás personas y
el mundo que lo rodea, características que orientan a otro posible trastorno el
cual según el DSM IV se denomina trastorno antisocial de la personalidad o
también denominado trastorno disocial, que establece como características las
siguientes:
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Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al
comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son
motivo de detención
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Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a
otros para obtener un beneficio personal o por placer
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Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
ü
Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o
agresiones
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Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
ü
Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del
haber dañado, maltratado o robado a otros.
Este
diagnóstico lo refuerzan los planteamientos hechos por Melanie Klein, quien
afirma que las personas atravesamos por etapas del desarrollo que ella llama
“Posición”. Este término va más allá del concepto “etapa del desarrollo”, ya
que implica una configuración persistente de ansiedades, defensas y relación
con objetos, que se da a lo largo de la vida. Si bien lo más adaptativo es que
alcancemos la posición depresiva, en donde se logra una integración entre las
partes buenas y malas de un objeto (uno mismo y los demás tienen atributos negativos
y positivos que conforman una sola unidad), la integración lograda nunca es
total, la posición depresiva nunca viene a reemplazar a la esquizoparanoide
(donde un objeto es bueno o malo, pero no hay integración), de modo que podemos
oscilar siempre entre ambas posiciones. Pero esta oscilación no se da en
periodos cortos de tiempo, sino que en ciertas etapas del ciclo.